Reconocido como uno de los grandes autores de ciencia ficción, a Bradbury le gustaba identificar su género con la fantasía ya que muchos de sus relatos estaban basados en la vida cotidiana. Ray Douglas Bradbury nació en Waukegan, Illinois el 22 de agosto de 1920. Falleció en Los Ángeles, California, 5 de junio de 2012. Fue un escritor del género fantástico, terror y ciencia ficción. Principalmente conocido por su obra Crónicas marcianas (1950) y la novela Fahrenheit 451 (1953). Bradbury fue un ávido lector en su juventud además de un escritor aficionado. No pudo asistir a la universidad por razones económicas. Para ganarse la vida, comenzó a vender periódicos. Posteriormente, se propuso formarse de manera autodidacta a través de libros, comenzando a realizar sus primeros cuentos. Sus trabajos iniciales los vendió a revistas, a comienzos del año 1940. Finalmente, se estableció en California, donde continuó su producción hasta su muerte.
Se consideraba a sí mismo «un narrador de cuentos con propósitos morales». Sus obras a menudo producen en el lector una angustia metafísica, desconcertante, dado que reflejan la convicción de Bradbury de que el destino de la humanidad es «recorrer espacios infinitos y padecer sufrimientos agobiadores para concluir vencido, contemplando el fin de la eternidad».
Dice Bradbury: “En mis obras no he tratado de hacer predicciones acerca del futuro, sino avisos. Es curioso, en mi país cada vez que surgía un problema de censura salía a relucir como paradigma de la libertad Farenheit 451. Los intelectuales, ya sean de derechas o de izquierdas, siempre tienen miedo a lo fantástico porque les parece tan real ese mundo que creen que estás intentando engañar y, evidentemente, así es. (…) Vivimos en un mundo que nos absorbe con sus normas, con sus reglas y la burocracia, que no sirve para nada. Hay que tener mucho cuidado con los intelectuales y los psicólogos, que te intentan decir lo que tienes que leer y lo que no».
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