Lana sucia y camisetas

 

Tomemos el caso de la lana, típico producto de nuestro agro. Si la lana se exporta sucia, tal como viene del establecimiento ganadero, su precio de exportación ―disminuido en sí por el monopolio comprador― sólo lleva incorporado el valor de renta de la tierra, del punto de vista capitalista, y el salario del peón ovejero, los gastos de esquila y transporte al puerto de embarque.

 

Si la lana se exporta lavada, ya queda en el país el costo ‘lavado’, si hilada el costo ‘hilado’, si tejida el costo ‘tejido’, si teñida el costo ‘teñido’ y si confeccionada el costo del traje o de la manta. Pero si el país, al industrializarse, como ocurre ahora, fabrica las máquinas de los lavaderos, de las hilanderías y de las tejedurías, también han quedado en el país las utilidades de los salarios y del capital de los industriales y obreros que hacen esas máquinas.

 

Analícense los respectivos costos y se verá que la relación es de uno a cien: uno, el valor de la lana y cien, el valor del traje confeccionado con esa lana. Calcule usted lector el valor lana sucia del traje que tiene puesto, y que es su base, y el valor ‘traje’. Creo que no necesitará más para comprender qué diferencia hay entre un país subdesarrollado y un país desarrollado, entre un país libre y un país colonial.

 

Cuando usted lo entienda, habrá entendido toda nuestra política y se dará cuenta de que no es una cuestión ideológica abstracta, sino la cuestión de si somos unos infelices que vendemos lana sucia y compramos trajes, o somos un país que quiere asentarse en la grandeza sobre sí mismo. Si somos pobres o ricos.

 

Fuente: http://www.labatallacultural.org/2015/04/jauretchiada-del-dia-1.html

 

 

 

Lana sucia y camisetas | Arturo Jauretche
(Extracto de ‘Filo, contrafilo y punta’, 1964)

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