La verdadera comunicación es algo más que enviar mensajes desde el móvil.
Desde la irrupción de las redes sociales y la mensajería móvil, mantener una conversación cara a cara se ha convertido en algo casi exótico. Estamos en contacto de forma abreviada y superficial con un número creciente de personas, pero cada vez nos sentimos más solos. Para mejorar nuestras relaciones con los demás, comprenderlos y ser comprendidos, es esencial recuperar el buen hábito de hablar con tiempo y verdadera atención. Parece demostrado que un déficit de conversación hace al sujeto más susceptible de padecer trastornos psicológicos. La falta de comunicación, directa e interactiva, con otras personas que puedan darle su opinión y relativizar los acontecimientos facilita que estos queden atrapados en la mente. Cuando una experiencia se estanca en el circuito cerrado de un solo individuo, las emociones se amplifican y los mismos hechos se acaban distorsionando, algo que podría haberse evitado con una charla en buena compañía. Deborah Tannen, profesora de lingüística de la Universidad de Georgetown, explica al respecto que “una conversación bien llevada es una visión de cordura, una ratificación de nuestro propio modo de ser humano y de nuestro propio lugar en el mundo”. Sin embargo, esta actividad tan humana se puede volver en nuestra contra cuando no la realizamos de forma saludable o con las personas adecuadas. “No hay nada más profundamente inquietante que una conversación que fracasa (…) Si sucede con frecuencia, también eso puede hacer tambalear nuestra sensación de bienestar psicológico”.
“El mayor obstáculo para una buena conversación es la incapacidad del ser humano para escuchar al otro con inteligencia, habilidad y comprensión” Carl Rogers
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