La intención cuenta…y mucho.

 

 

La relación que cada persona mantiene con la mentira – además de decir mucho de ella – es bien distinta a la de los demás. Hay quienes sólo recurren a la mentira cuando es compasiva, o cuando les proporciona resultados positivos, sin generar engaño importante o si se trata de un asunto banal.
Pero no podemos olvidar a quienes mienten esporádicamente pero a conciencia, generando daño a los demás o persiguiendo beneficios personales.
También los hay que mienten, o callan verdades necesarias, por timidez, por vergüenza o por falta de carácter.
Tan importante como el hecho de mentir o decir la verdad es la intención con que se hace una u otra cosa, y he ahí donde reside el verdadero dilema moral. Una mentira que a nadie daña, o incluso reporta beneficio a su destinatario, puede ser más defendible que una verdad que causa dolor innecesariamente.
Mentimos por muchas razones: por conveniencia, odio, compasión, envidia, egoísmo, por necesidad, o como defensa ante una agresión… pero dejando al margen su origen o motivación, no todas las mentiras son iguales. Las menos convenientes para nuestra psique son las mentiras en que incurrimos para no responsabilizarnos de las consecuencias de nuestros actos. Pero, las menos admisibles son las que hacen daño, las que equivocan y las que pueden conducir a que el receptor adopte decisiones que le perjudiquen.

3 comentarios en «La intención cuenta…y mucho.»

  1. muy bueno este comentario sobre la mentira, también me gustó lo que dice B. Brech. Nos hace falta escuchar o leer estas reflexiones nos pueden ayudar a ser mejores personas y fnalmente a construir una sociedad mejor entre todos. 

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