“La globalización ha cambiado radicalmente de visibilidad: la inmediatez, la ubicuidad, el “directo” absoluto parecen ser ahora los rasgos predominantes. Casi inadvertidamente nos fuimos acostumbrando a tener en la pantalla una sintonía global, a ser espectadores “en tiempo real”, no sólo de los acontecimientos programados –bodas reales, mundiales de fútbol, entierros ilustres- sino también de aquellos inesperados, temidos, trágicos, cuyo impacto quizá nadie quiso ni pudo siquiera imaginar: catástrofes, accidentes, guerras, atentados, enfrentamientos, desastres naturales, violencia, represión… La escena cotidiana, ese momento que quizá compartimos en la mesa familiar, se transformó, subrepticiamente, en una “vidriera” donde circulan, sin solución de continuidad, todos los conflictos y miserias del mundo.
Educar la mirada-Inés Dussel. Comp. Flacso Arg. 2006. p. 80
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