14 de julio de 1789, comienzo de la Revolución Francesa

El 14 de julio de 1789 los ciudadanos de París tomaron la prisión de la Bastilla, lo que marca simbólicamente el comienzo de la Revolución Francesa y el fin del absolutismo monárquico. Este es un texto sobre aquel episodio bisagra de la historia francesa y mundial.

 

Felipe Pigna

 

 

En 1789 Francia era una de las primeras potencias europeas; desde 1774 reinaba Luis XVI, nieto de Luis XIV, el Rey Sol.

Los gastos militares y una serie de malas cosechas a partir de 1784, crearon una gravísima situación social. La mayoría de la población se vio en la miseria mientras el lujo y el despilfarro del rey y la nobleza continuaban como si nada ocurriera. Luis XVI se negó a realizar cualquier tipo de reforma y defendió los privilegios de la aristocracia frente al hambre y la miseria de su pueblo que se estaba hartando de la injusticia.

La sociedad estaba compuesta por tres sectores sociales llamados estados. El primer estado era la Iglesia y lo integraban unas 120.000 personas. Eran dueños del 10% de las tierras de Francia y no pagaban impuestos, sólo un donativo voluntario a la Corona. Recibían de los campesinos el «diezmo», es decir, la décima parte del producto de sus cosechas. Controlaban el registro civil de la población: sólo la Iglesia podía legalizar casamientos, nacimientos y defunciones. La educación francesa estaba en sus manos.

El segundo estado era la nobleza, integrada por unas 350.000 personas. Eran dueños del 30 % de las tierras. Estaban eximidos de la mayoría de los impuestos y ocupaban todos los cargos públicos. Los campesinos les pagaban tributo y sólo podían venderles sus cosechas a ellos. Tenían tribunales propios, es decir que se juzgaban a sí mismos.

El tercer estado comprendía al 98% de la población, y su composición era muy variada. Por un lado, estaba la burguesía, formada por los ricos financistas y banqueros, que hacían negocios con el estado; los artesanos, funcionarios menores y comerciantes. Por otra parte, existían campesinos libres, muy pequeños propietarios, arrendatarios y jornaleros. El proletariado urbano vivía de trabajos artesanales y tareas domésticas. Finalmente estaban los siervos, que debían trabajo y obediencia a sus señores.

El Tercer Estado carecía de poder y decisión política, pero pagaba todos los impuestos, hacía los peores trabajos y no tenía ningún derecho. La burguesía necesitaba tener acceso al poder y manejar un estado centralizado que protegiera e impulsara sus actividades económicas, tal como venía ocurriendo en Inglaterra.

Los burgueses difundieron las ideas de Rousseau y Montesquieu que proponían la soberanía popular, el fin del absolutismo, la igualdad de derechos y la división de poderes (un ejecutivo, un legislativo y un judicial).Pronto el tercer estado en su conjunto estuvo de acuerdo en cambiar las cosas.

Tras muchas presiones, finalmente Luis XVI accedió a convocar a los Estados Generales: una asamblea donde estaban representados los diferentes estados. La sesión quedó inaugurada el 5 de mayo de 1789 en el palacio de Versalles con la presencia de 1.200 diputados. En su discurso inaugural el rey no dijo nada nuevo y la impaciencia fue creciendo. El tercer estado obtuvo el apoyo de parte de la Iglesia y logró que se formara una Asamblea Nacional Constituyente con la aparente aprobación del rey. Pero en realidad Luis XVI quería ganar tiempo para conspirar y dar un golpe de fuerza. Alertado el pueblo de París salió a la calle y tomó la prisión de La Bastilla, símbolo del despotismo real, el 14 de Julio de 1789. La burguesía formó una milicia propia, la Guardia Nacional y el gobierno de París cayó en manos de los revolucionarios.

El rey tuvo que aceptar la nueva situación y la Asamblea comenzó a producir cambios importantes.

En la Asamblea de París nacieron la izquierda y la derecha como distinciones políticas porque el presidente, que se sentaba en el medio,  decía «tiene la palabra el diputado de la izquierda» o  «tiene la palabra el diputado de la derecha». Resultó que a la izquierda se sentaban los más revolucionarios y a la derecha los más conservadores y desde entonces izquierda y derecha designan a los partidarios de los cambios o a los que quieren que todo siga igual, respectivamente.

El 27 de agosto  de 1789 se proclamaron los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Allí se decía que todos los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Se garantizaba la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión. Se fijaba la igualdad ante la ley, la libertad política y religiosa y se establecía la división de poderes.

En junio de 1791, Luis XVI intentó huir de Francia pero fue detenido. Este fracaso monárquico impulsó a los republicanos a apurar la sanción de una constitución democrática que incluía la declaración de los derechos del hombre, la división de poderes y que dejaba el ejecutivo al rey  y el legislativo, a la Asamblea. Quedaba establecida la monarquía constitucional.

Tras nuevas maniobras de Luis XVI y el ataque de los ejércitos austríaco y prusiano, el pueblo volvió a levantarse en armas y exigió la proclamación de la República el 10 de agosto de 1792. Los monárquicos fueron excluidos de la nueva asamblea y Luis XVI fue juzgado y encontrado culpable. Fue ejecutado en la guillotina el 21 de enero de 1793. Tras una nueva crisis desata en 1793 y ante la sospecha de traiciones dentro de la Revolución, el pueblo de París se volvió a movilizar e impuso al sector más duro de la Convención, llamados montañeses o jacobinos. Sus líderes fueron Robespierre, Marat y Dantón y llevarán adelante medidas populares como la imposición de precios máximos, la devolución a los municipios de las tierras usurpadas por los nobles, se abolieron los impuestos feudales. Todo esto molestó a los nobles, que se resistieron a acatar estas medidas. Esto desató la reacción de los montañeses que hicieron cumplir sus disposiciones a la fuerza ejecutando una gran cantidad de nobles y opositores en la guillotina.

Los montañeses impusieron un nuevo calendario a fines de 1793.Dividía el año en doce meses iguales de 30 días, más cinco suplementarios dedicados al pueblo. Cada mes se dividía en tres décadas y el décimo día era feriado. Los nombres de los meses, tomados del clima o la naturaleza, eran los siguientes: Vendimiario, Brumario, Trimario (meses de otoño); Nivoso, Pluvioso y Ventoso (meses de invierno); Germinal, Floreal, Pradial (primavera); Mesidor, Termidor y Fructidor (verano).

 

En 1795 una nueva constitución republicana había establecido en Francia un nuevo gobierno: el Directorio. Pero esto no había calmado los ánimos. Seguían las luchas internas y la amenaza permanente de las monarquías europeas enemigas de la Revolución. El 9 de noviembre (18 brumario según el calendario revolucionario) de 1799, Napoleón da un golpe de estado, derriba al Directorio y se transforma primero en Cónsul y luego en emperador. Gobernó Francia durante 15 años.

 

Fuente: www.elhistoriador.com.ar

 

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