“Sobre el cómo debe pensar Latinoamérica y las acciones que deben tomarse ante esta realidad globalizadora, no es mi papel determinar las directrices que marcarán el rumbo de nuestra historia, pero puedo aportar sin embargo algunas líneas de acción que parecen ser urgentes en la totalidad de Nuestra América:
Primero, cambiar los sistemas educativos de nuestros países, todos por unos no solamente nacionalistas –que hay que aclarar que el sistema educativo nacionalista como promotor identitario tuvo un marcado declive a partir de 1982, con la llegada del Neoliberalismo, aplicando medidas que van desde la tergiversación y confusión histórica en los libros de texto hasta la eliminación total de la misma, así como también la erradicación de los valores y la cultura cívica nacional, y además no promotores del pensamiento crítico, porque la contrarreforma educativa neoliberal no enseña a pensar para ser libres sino a pensar para ser esclavos. Latinoamérica necesita pensadores críticos que puedan hacer frente a los embates de un imperialismo cultural dominante que nos oprime, ellos han pretendido eliminar el pensamiento y la conciencia, nosotros debemos poner todo nuestro empeño en generarlo y volvernos fabrica implacable de ideas propias útiles y coherentes con nuestras realidades.
Segundo, se necesita crear con apremio una autentica industria cultural nacional en lo individual y latinoamericana en lo colectivo, para que nosotros todos conozcamos nuestro origen orgullosos de ser quienes somos y podamos ver en donde estamos y hacia donde vamos; para contrarrestar de frente el massmedia global que modifica y altera nuestras identidades, que como hemos visto, son núcleo fundamental de nuestro desarrollo y pensamiento individual y autónomo.
Tercero, organizar e impulsar la primera gran revolución latinoamericana del tercer milenio, que debe ser la revolución del conocimiento, en donde cada país a su manera debe realizar las acciones que contribuyan a alcanzar un objetivo de bloque: la reafirmación de la identidad latinoamericana, que permitirá la defensa colectiva de nuestro ser ante la globalidad depredadora, permitiendo la conservación de la diversidad que nos une.
Diversidad, identidad y cultura son nuestros pilares de lucha, el pensamiento crítico nuestra arma fundamental. Ser y dejar ser es nuestra consigna. La América Latina, Nuestra América, debe pensarse como el árbol de Martí, y procurar conocerse bien y mirar a sus raíces para autocultivarse y evitar que envenenen su savia con injertos que no corresponden a su estirpe, ese es su desafío, y esa debe ser nuestra lucha”.
Enrique C. Salgado Fuente: http://www.elsurcodelsembrador.com
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