Detalles de la imagen ‘La persistencia de la memoria. Salvador Dalí. 1931‘
- Surrealismo: Dalí, de carácter ambiguo y gran personalidad artística, es uno de los representantes del surrealismo más cercano a lo objetivo, a lo real, aunque aparentemente sea una paradoja. Su dibujo, a diferencia por ejemplo del surrealismo de Miró, es mucho más rico, mucho más cuidado, más objetivo y figurativo. Las formas que utiliza son perfectamente reconocidas, no usa abstracción ni geometrización de las formas.
- Autorretrato: En primer término, casi como protagonista, vemos una forma sinuosa con un gran ojo. Algunos teóricos afirman que podría ser un autorretrato del propio Dalí asemejando las formas de un pájaro.
- Reloj: Los relojes blandos, tema arquetípico de Dalí que ya había usado con anterioridad, parecen los verdaderos protagonistas de la escena. Según el propio artista y dentro de su habitual parafernalia, decía que se había inspirado en el queso camembert. Según él, una noche, después de ver el queso derretirse, estuvo pensando qué pintar y se acordó de él, con imágenes de relojes derritiéndose. Para realizar estos relojes que se derriten. Son relojes simbólicos, representando cómo pasa el tiempo y cómo estamos doblegados a él.
- Hormigas: Como siempre, los insectos hacen acto de presencia en la obra de Dalí. Como ocurriera en muchas de sus obras, como El gran masturbador, las hormigas hacen referencia al sexo. Por ello, no es de extrañar que estén posadas sobre un reloj de bolsillo, que se colocaba en un lugar cercano a los propios genitales. También Dalí alude al tema de los insectos con la idea de la muerte, por eso lo relaciona con los relojes.
- Ansiedad: El cuadro en general sugiere la sensación de ansiedad, de que algo no está bien. Como ocurre con el árbol, que no es frondoso sino terrorífico, medio muerto, sin hojas y seco. Así, es un paisaje extraño, con una luz mediterránea al fondo mientras que en primer término es todo penumbra.
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